Leopoldo Martínez Nucete (ALN).- Desde la campaña electoral, Donald Trump ha reiterado como promesa fundamental la construcción de un muro en la frontera con México, pagado, además, por ese país. Con esa retórica xenófoba movilizó -y mantiene- el apoyo de uno de los sectores demográficos que constituyen su “base política dura”, su electorado más leal y confiable. Pero el caso es que hoy se encuentra atrapado, en medio de un cierre presupuestario del Gobierno, por esa absurda promesa, hecha para resolver un problema artificial. En suma, un inmenso engaño.